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Diseñando bienestar: La conexión entre psicología y arquitectura

La relación entre la psicología y la arquitectura ha cobrado más relevancia recientemente, en las últimas dos o tres décadas. Se estima que pasamos en promedio entre el 80 y el 90% de nuestro tiempo en espacios interiores, incluyendo actividades en el hogar, el trabajo, en escuelas y otros entornos cerrados.

El estudio que trata esta cuestión es la arquitectura psicológica o psicología de la arquitectura (ya que parece no haber todavía un consenso en un término concreto), y parte de la tesis que el diseño de nuestros espacios puede influir directa y profundamente en nuestro bienestar mental y emocional.

En este artículo exploraremos cómo utilizar la arquitectura como una herramienta para mejorar el bienestar y la salud mental, centrándonos en la arquitectura psicológica, sus elementos característicos, cómo aplicarla, unos ejemplos reales y algunas variantes o subramas, para luego describir cómo aplicarlo en nuestro propio hogar privado. La gran mayoría de estas “recetas” son perfectamente complementarias con prácticamente cualquier estilo y relativamente fáciles de implementar, incluso sin obra en una casa ya existente.

La arquitectura psicológica

La arquitectura psicológica o psicología de la arquitectura es un estudio interdisciplinario que examina cómo el entorno construido afecta el comportamiento humano y su salud mental. Este enfoque relativamente reciente, considera elementos de nuestro entorno como la luz, el color, el espacio y la acústica, aplicando la investigación en psicología, sociología y neurociencia para diseñar espacios que fomenten, entre otros, el bienestar y la productividad.

Esta ciencia se basa en el principio de que ser humano es un “sistema abierto”, un complejo interdependiente que abarca desde sistemas a gran escala, como el sistema nervioso, el digestivo y el inmunitario, hasta el metabolismo interno de una célula. Todos exhiben una propiedad llamada homeostasis, que es la capacidad innata de cada célula a cada organismo complejo de mantener una condición estable y constante; todo esto mediante el empleo de mecanismos de regulación interna interrelacionados.

El cerebro es un importante regulador de todos estos sistemas (incluido el sistema psicológico que llamamos “el yo”). Desde este punto de vista, «el yo» podría considerarse un mecanismo homeostático que evolucionó para ayudarnos a mantener el equilibrio en nuestras complejas relaciones sociales. Como todos los sistemas adaptativos complejos vivos, los seres humanos deben enfrentarse a ecosistemas externos para sobrevivir. Muchos neuropsicólogos creen que la gestión de la interfaz entre la experiencia interna de nuestro cuerpo y la percepción del entorno externo es el principal objetivo de nuestro cerebro.

Por ejemplo, en este artículo se explica como en la década de los noventa, el estudio Sentient Architecture se enfrentó a un desafío en la arquitectura residencial: aunque los clientes ofrecieran sus propios criterios para los diseños, esos mismos criterios a menudo conducían a su insatisfacción. Al aceptar estas instrucciones sin profundizar, el arquitecto producía diseños preliminares que no cumplían con las verdaderas necesidades de los clientes, lo que resultaba en mayores costos de tiempo y producción, en el mejor de los casos. Los clientes estaban decepcionados y de alguna forma inconscientemente esperaban que los diseñadores «leyeran sus mentes». Resulta que la clave para resolver este problema radicaba en entender que los clientes no solo buscaban un edificio, sino una experiencia emocional, lo que requería explorar las asociaciones psicológicas y ambientales que ya existían en sus mentes.

La arquitectura psicológica se basa en una comprensión profunda de cómo los espacios influyen en nuestras emociones y comportamientos. Podemos crear entornos que fomenten el bienestar y la conexión humana al considerar principios como la percepción, la memoria y la experiencia sensorial. Estos principios nos invitan a pensar en cómo cada elemento de un espacio puede afectar nuestro estado mental, creando lugares que no solo habitamos, sino que también nos inspiran y nos hacen «sentir en casa».

Los principios fundamentales de la arquitectura psicológica (plano teórico):

– Percepción: basándonos en cómo los individuos interpretan su entorno, la forma en la que se diseñan los espacios puede influir en la percepción de seguridad, confort y funcionalidad.

– Espacio y lugar: basándose en la relación entre el espacio físico y la experiencia emocional de las personas, un diseño que considera la conexión entre el espacio y el sentido de pertenencia puede mejorar el bienestar.

– Identidad: la arquitectura puede reflejar la identidad cultural. Espacios que resuenan con la identidad de las personas pueden fomentar un sentido de comunidad.

– Comportamiento humano: los diseños que facilitan la interacción social y la movilidad pueden mejorar la experiencia vivida.

– Emoción: como hemos visto anteriormente, los espacios pueden evocar emociones específicas. La elección de colores, texturas y formas puede influir en el estado de ánimo y la experiencia general de los habitantes.

– Funcionalidad: la arquitectura debe ser práctica y satisfacer las necesidades de quienes la utilizan. Un diseño funcional mejora la eficiencia y la satisfacción del usuario.

– Sostenibilidad: al considerar el impacto ambiental y la sostenibilidad podemos crear espacios que sean adaptables y duraderos.

En la práctica, el diseño que respeta los principios anteriores suele fijarse principalmente en los siguientes elementos:

– Luz Natural: tal vez, el elemento más importante. La exposición a la luz natural incluso se ha relacionado con la mejora del estado de ánimo y la reducción de la depresión. Aunque hay que encontrar un balance, ya que la sobreexposición a la luz del sol también puede tener efectos contraproducentes; por ejemplo, el problema que tienen en invierno de grandes ventanales directamente orientados al sur y el estrés que eso puede producir.

– Luz artificial: en entornos donde la luz natural es escasa, como en países del Norte de Europa durante los meses de invierno, la iluminación adecuada puede ayudar a combatir la fatiga y la depresión estacional. Una buena iluminación en el hogar fomenta un ambiente acogedor y relajante (véase: iluminación estilo escandinavo), propiciando momentos de descanso y conexión con nuestros seres queridos. Al elegir la luz artificial adecuada, podemos mejorar nuestra calidad de vida, optimizar nuestro sueño y crear espacios que nos inspiren y motiven cada día.

– Formas: las líneas suaves y las formas orgánicas (en ocasiones, incluso eliminando las esquinas) pueden evocar sensaciones de calma y bienestar, mientras que las estructuras angulares y rígidas pueden generar una sensación de tensión o incomodidad. La altura de los techos y la proporción de los espacios también son factores que afectan la percepción psicológica.

– Espacios Abiertos: fomentar la interacción social puede ayudar a reducir la sensación de aislamiento. Del mismo modo, un interiorismo con espacios abiertos y diáfanos, se ha comprobado que también tienen un efecto positivo sobre el bienestar individual.

– Colores y Texturas: los colores cálidos pueden crear un ambiente acogedor, igual que los colores fríos pueden crear un ambiente más relajante. El uso de colores además puede ayudar a definir áreas dentro de un edificio, guiando a las personas y creando una sensación de orden.

– Acústica: una buena acústica, donde los sonidos se absorben, puede crear un ambiente más relajante y cómodo, lo que puede reducir el estrés y fomentar la concentración; mientras que un lugar donde los sonidos se reverberan o se distorsionan, puede generar distracción e incomodidad. Además, la acústica puede influir en la privacidad y la intimidad; en oficinas o espacios públicos, un diseño acústico adecuado puede ayudar a que las personas se sientan más seguras y cómodas al hablar, lo que fomenta la comunicación y la colaboración.

Cabe decir que en muchas ocasiones estas percepciones son subconscientes; así que, aunque no sea algo evidente para nosotros, los elementos externos pueden inducir sensaciones en nosotros que la que no somos directamente conscientes.

Un ejemplo de un edificio que fue diseñado basándose en muchos de los principios de la arquitectura psicológica (y, entre otros, no contiene una sola esquina) es el Maggie’s Centre, un café y edificio social en Leeds, Inglaterra, concebido para ser un lugar donde pacientes y familiares del hospital adjunto pueden recuperar buenas sensaciones.

Maggie’s Centre, Leeds, diseñado por Heatherwick Studio.

La Psicología del Color y la Arquitectura

El color es un elemento poderoso en el diseño arquitectónico que puede influir en las emociones y comportamientos de las personas. La psicología del color se utiliza para crear ambientes que promuevan el bienestar.


Arquitectura Emocional

Con un énfasis especial en los colores, cabe mencionar que existe una subrama o variante: la arquitectura emocional, originada en México por el arquitecto e ingeniero Luis Barragán. Las diferencias con la aqruitectura psicológica son sutiles; ya que la arquitectura emocional se centra en cómo los espacios construidos pueden evocar sentimientos y experiencias en las personas y busca crear ambientes que fomenten emociones positivas (como la felicidad, la calma o la inspiración), a través de elementos como la luz, el color y la disposición del espacio, principalmente; mientras que la arquitectura psicológica enfoca su estudio sobre un plano más holístico, cómo el entorno afecta el comportamiento y la percepción de las personas, considerando también aspectos como la funcionalidad, la ergonomía y la acústica, entre otros.

Colores Cálidos y Fríos

Según su temperatura, los colores pueden influir de una forma u otra:

– Colores cálidos: tonos como el rojo, naranja y amarillo pueden evocar sentimientos de energía y calidez, pero también pueden ser estimulantes en exceso si se utilizan en grandes cantidades.

– Colores fríos: tonos como el azul y el verde tienden a ser más relajantes y pueden ayudar a reducir la ansiedad, lo que los hace ideales para entornos de espacios de trabajo, pero un uso excesivo también puede provocar letargo o desmotivación. El exceso de azul puede evocar tristeza o melancolía, mientras que un verde muy intenso puede resultar abrumador.

Creación de Ambientes Específicos

La elección de colores no solo se basa en la estética, sino también en la funcionalidad y el impacto emocional que pueden tener en los ocupantes. Aquí hay algunos ejemplos de cómo se pueden utilizar los colores para crear ambientes específicos:

– Entornos de trabajo: en oficinas, se pueden utilizar colores neutros y suaves para fomentar la concentración y la productividad. Sin embargo, se pueden incorporar acentos de color más vibrantes en áreas de descanso para estimular la creatividad y la colaboración.

– Espacios de aprendizaje: en las escuelas, el uso de colores brillantes y alegres en áreas comunes puede fomentar un ambiente de aprendizaje dinámico y estimulante. Las aulas pueden beneficiarse de una paleta de colores que inspire la curiosidad y la creatividad, es decir, colores cálidos.

La Importancia de la acústica

La acústica es un aspecto a menudo subestimado en la arquitectura, pero tiene un impacto significativo en la experiencia de los ocupantes. Un diseño acústico adecuado puede mejorar la concentración, la comunicación y el bienestar general.

Estrategias de diseño acústico

– Materiales absorbentes:
utilizar materiales que absorban el sonido, como paneles acústicos y alfombras, puede ayudar a reducir el ruido en espacios públicos y privados. Esto es especialmente importante en entornos como escuelas y hospitales, donde el ruido puede ser una fuente de estrés.

– Ausencia de esquinas: en un edificio puede tener un impacto positivo en la acústica al reducir la formación de ecos y reflexiones sonoras indeseadas. Las esquinas tienden a concentrar y amplificar el sonido, lo que puede generar distorsiones y ruidos molestos. Al diseñar espacios con formas curvas o superficies continuas, se favorece una dispersión más uniforme del sonido, lo que mejora la calidad acústica. Además, estas formas pueden ayudar a minimizar las áreas donde el sonido se acumula, creando un ambiente más agradable y confortable. En resumen, un diseño sin esquinas puede contribuir a una mejor experiencia acústica en un espacio.

– Diseño de espacios:
la disposición de los espacios también puede influir en la acústica. Crear áreas de descanso alejadas de zonas ruidosas puede proporcionar un refugio para la concentración y la relajación.

– Zonas de silencio:
incorporar zonas de silencio en entornos de trabajo y educativos puede ofrecer a las personas un espacio para desconectar y recargar energías, lo que es esencial para el bienestar mental.

Intersección entre la arquitectura sostenible y la arquitectura psicológica

Curiosamente, la arquitectura sostenible no solo tiene un efecto en la eficiencia energética y la reducción del impacto medioambiental, sino que también tiene un efecto positivo en la psicología de los ocupantes. Estas son las dos características más notables que puede tener respecto a su influencia en las personas que habitan en ella:

Conexión con la Naturaleza

Al incorporar elementos naturales al diseño arquitectónico, como grandes ventanales con vistas al exterior o jardines verticales, se puede mejorar el estado de ánimo y reducir el estrés. Los espacios verdes, especialmente en entornos urbanos, no sólo mejoran la estética, sino que también proporcionan un lugar para el recreo y la relajación. Además, el uso de materiales sostenibles en la construcción (que suelen ser naturales por regla general) puede crear un entorno más saludable y acogedor.

Eficiencia Energética

Aparte de que el ahorro económico en servicios públicos puede aliviar el estrés financiero, el diseño que considere la eficiencia térmica en balance con el clima natural puede crear un ambiente más saludable y cómodo. Los espacios bien iluminados y ventilados, que utilizan recursos naturales de manera efectiva, pueden mejorar la calidad de vida de sus ocupantes, ya que es preferible la luz natural del sol y el aire del exterior (al no ser que vivamos en el centro de una ciudad), que sus equivalentes artificiales. Por lo tanto, se puede decir que la eficiencia energética en la arquitectura no solo reduce el impacto ambiental, sino que también puede influir en la salud mental.

Y esto nos lleva a un concepto relacionado y que, a su vez, se puede considerar una variante o subrama de la arquitectura psicológica:

La Biofilia

La biofilia se refiere a la conexión innata que los seres humanos tienen con la naturaleza y se puede considerar como un principio clave en la arquitectura psicológica o, en su expresión más purista, tal vez incluso como una rama alternativa.

En el contexto de la arquitectura, la biofilia se traduce en el diseño de espacios que integran elementos naturales, promoviendo así el bienestar físico y mental de sus ocupantes. Este enfoque se basa en la idea de que la proximidad a la naturaleza puede reducir el estrés, mejorar la concentración y aumentar la creatividad.

La incorporación de la biofilia en la arquitectura puede manifestarse de diversas maneras. Por ejemplo, el uso de materiales naturales, como la madera y la piedra, no solo aporta calidez y textura a los espacios, sino que también crea un ambiente más acogedor y saludable. Además, el diseño de edificios que maximicen la luz natural y las vistas al exterior permite que los ocupantes se sientan más conectados con su entorno, lo que puede tener un efecto positivo en su estado de ánimo. Los jardines verticales, techos verdes y espacios al aire libre son otras formas de integrar la naturaleza en la arquitectura; ya que no solo embellecen el entorno, sino que también contribuyen a la sostenibilidad al mejorar la calidad del aire y reducir la temperatura urbana. La creación de espacios que fomenten la interacción con la naturaleza, como patios y terrazas, puede incentivar la socialización y el bienestar comunitario.

Estudios han demostrado que los entornos biofílicos pueden tener un impacto significativo en la salud mental y física. La exposición a la naturaleza se ha asociado con la reducción de la ansiedad, la mejora de la atención y un aumento en la satisfacción general con la vida. En un mundo cada vez más urbanizado, la biofilia en la arquitectura se presenta como una solución valiosa para crear espacios que nutran tanto a las personas como al medio ambiente; especialmente en los espacios urbanos está empezando a ser una tendencia.

Un ejemplo de esto es el Fuji Kindergarden, construido en Japón por Tezuka Architects, un jardín de infancia en forma de óvalo con un perímetro de 183 m, con capacidad para 500 niños. Está concebido como una aldea en un edificio único. El interior es un espacio integrado suavemente tabicado con mobiliario. A través de la cubierta sobresalen tres árboles de zelkova conservados de 25 m de altura.

Fuji Kindergarden, Tokyo, creado por Tezuka Architects. Photographer : Katsuhisa Kida

Cómo aplicar la arquitectura psicológica en el hogar

Estos principios también se pueden aplicar en el hogar privado. Para crear un entorno que no solo sea estéticamente agradable y, a su vez, promueva el bienestar y la funcionalidad. Saber escoger qué elementos y características generales se deben aplicar en su propio hogar, trata de una combinación de conocerse a sí mismo (o, en caso del arquitecto, conocer preferencias y el estilo de vida de sus clientes) y saber qué se puede aplicar en unas condiciones preestablecidas del espacio o ubicación del hogar.

Algunas estrategias para integrar la arquitectura psicológica en el diseño de un hogar:

– Distribución del Espacio: un diseño abierto que conecte áreas como la cocina, el comedor y la sala de estar puede fomentar la comunicación y la convivencia familiar. Los espacios más íntimos, como rincones de lectura o áreas de descanso, puede ofrecer refugio y tranquilidad. En este caso, es importante conocer el estilo de vida de las personas, cómo se moverán y utilizarán los espacios, lo que puede determinar el rango de preferencias.

– Iluminación natural y artificial: la luz natural tiene un impacto profundo en nuestro estado de ánimo y bienestar. Incorporar grandes ventanales, tragaluces o puertas corredizas que conecten el interior con el exterior puede maximizar la entrada de luz natural. La luz del día también regula los ritmos circadianos, lo que puede ayudar a mejorar el sueño y la energía. Del mismo modo, la luz artificial bien aplicada puede compensar la falta de luz natural, como los inviernos en el Norte de Europa o por encontrarse en un espacio urbano. Para esto se puede consultar las soluciones que ofrece el estilo de iluminación nórdica o japonesa, o la fusión de ambas, que parece ser un fenómeno reciente que está en auge.

– Colores y materiales: es fundamental seleccionar una paleta de colores y materiales que resuene con la personalidad y las preferencias de quienes vayan a habitar el espacio. Los colores cálidos, como tonos terracota o amarillos, pueden evocar sensaciones de calidez y confort, mientras que los tonos fríos, como el azul o el verde, pueden transmitir calma y serenidad. Asímismo, el uso de materiales naturales, como la madera y la piedra, puede crear un ambiente acogedor.

– Conexión con la naturaleza:
como hemos visto, la biofilia es un principio clave en la arquitectura psicológica. Al incorporar elementos naturales en el hogar, como plantas de interior o un protagonismo de las vistas al exterior, se puede mejorar el bienestar emocional y físico de los ocupantes. Las plantas no solo purifican el aire, sino que también aportan sensación de vida y frescura al espacio. También se pueden crear espacios al aire libre, como terrazas o patios, para disfrutar de la naturaleza y fomentar actividades al aire libre.

– Acústica y silencio:
para crear un ambiente sereno, es importante considerar el uso de materiales que absorban el sonido, como alfombras, cortinas pesadas o, en casos más extremos, paneles acústicos. Si se diseña un edificio desde cero, también se puede considerar la ausencia de esquinas, aunque sea en algunas partes de la casa. También se puede distribuir el hogar para minimizar el ruido exterior, al alejar las habitaciones de calles ruidosas, e, incluso, crear de zonas de silencio, donde se pueda disfrutar de momentos de paz y reflexión.

– Ergonomía y mobiliario:
los muebles deben ser cómodos y funcionales. La ergonomía juega un papel importante en la prevención de lesiones y en la promoción del bienestar; por ejemplo, sillas y mesas a la altura adecuada pueden mejorar la postura, mientras que espacios de almacenamiento bien diseñados pueden reducir el desorden, la sensación de caos y el estrés subyacente.

– Personalización y/o expresión personal: la personalización del espacio a través de obras de arte, fotografías y objetos significativos puede crear un sentido de pertenencia y conexión emocional. Además, al permitir que cada miembro de la familia tenga un espacio que refleje su individualidad puede fomentar un ambiente de respeto y armonía.

– Tecnología y conectividad: la integración de la tecnología en el hogar es un fenómeno reciente y también puede influir en el bienestar psicológico si se aplica con este propósito. Las “casas domóticas” son un ejemplo de cómo se pueden automatizar e incluso posibilitar muchas funciones que antes no eran siquiera posibles. Para nombrar algunos ejemplos, tenemos sistemas de iluminación inteligente, termostatos programables y dispositivos de control de sonido que pueden ayudar a crear un ambiente para más bienestar. Por ejemplo, la posibilidad de ajustar la iluminación según la hora del día o el estado de ánimo puede tener un impacto positivo en la energía y la productividad. Dicho esto, pensamos que es igual de importante equilibrar la tecnología con momentos de desconexión, creando espacios donde se pueda disfrutar de la tranquilidad sin distracciones digitales; para lo que, por ejemplo, se podrían usar inhibidores de red.

Aplicar la arquitectura psicológica en el hogar privado implica considerar cómo cada elemento del diseño puede influir en el bienestar emocional y físico de sus ocupantes. Desde la distribución del espacio y la iluminación natural hasta la elección de colores, materiales y mobiliario, cada decisión de diseño puede contribuir a crear un entorno que no solo sea funcional y estéticamente agradable, sino que también promueva la salud mental y el bienestar general.

De hecho, la gran mayoría de estos principios se pueden aplicar independientemente de cual sean las preferencias del estilo arquitectónico o de interiorismo, al no ser que sean estilos arquitectónicos muy particulares vayan en contradicción directa, (que igualmente es la gran excepción). Muchas de estas medidas se pueden considerar complementarias, es decir, no se trata de una elección entre uno u otro estilo sino de mejorar todo lo que se pueda dentro de un marco existente; incluso en las viviendas con muy poco margen de variación, como por ejemplo, los apartamentos o los adosados.

Aquí dos ejemplos de viviendas que fueron concebidas desde cero, teniendo en cuenta la gran mayoría, sino todos, los principios de la arquitectura psicológica:


© Kelosa | Selected Properties. Villa by Blakstad en venta. Ver más.

En este caso, vemos en el interior de esta villa, diseñada por el popular arquitecto local Rolf Blakstad, un claro ejemplo de prioridad por la luz natural, una fuerte presencia de la naturaleza por las amplias ventanas, grandes espacios diáfanos y techos altos, muros gruesos y aislados (para mejor acústica), un protagonismo de los materiales naturales y la arquitectura sostenible (aprovechando la bioclimática). De hecho, este último es un atributo extraído de la arquitectura tradicional de Ibiza, en la que se basa el estilo Blakstad desde sus orígenes, aunque modernizado y adaptado a las necesidades y tendencias modernas. Referente al color, es básicamente el blanco (sensación de amplitud y espacio), que contrasta con los materiales naturales más usados, la madera y la piedra.

© Kelosa | Selected Properties. Villa Can Forestal en venta. Contacto para más información.

La siguiente villa, diseñada por el arquitecto Bruno Erpicum, muestra un caso muy parecido, en lo que se refiere a los atributos anteriormente mencionados, pero gracias a ser más de corte minimalista, expande aún más la entrada de luz, sus impresionantes vistas y en la amplitud de los espacios interiores. Los techos siguen siendo altos, pero el manejo de la acústica se resuelve con materiales atenuantes, existe una transición suave entre los interiores y las grandes terrazas, utiliza su ubicación para aprovechar la bioclimática del lugar y la orientación estacional del sol.

Ambas villas están a la venta con nuestra agencia y en caso de tener interés, no dude en contactarnos por ejemplo por aquí.

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