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Cala Vadella y la costa oeste de Ibiza. El declive y el ascenso

Hasta hace apenas unos 3 años, Cala Vadella se encontraba atascada en una crisis desde finales de los años 90, cuando el vecindario entero fue arrastrado inexorablemente hacia abajo a un estado de falta de ocupación hotelera, paralización de obras de desarrollo, abandono vecinal, casas vacías y un complejo vacacional entero invadido por ocupas. En otoño de 2009, las tasas de ocupación de hoteles, la facturación de restaurantes y las ventas al por menor todavía estaban reportando pérdidas generalizadas del diez por ciento. En Ibiza eso significa un resultado pésimo sin precedentes.

Como explican algunos comerciantes y vecinos, Cala Vadella solía ser un lugar glamuroso en los años 80 y 90. Pero en algún momento el vecindario y la zona en general había perdido su brillo. Los resultados de décadas de mala gestión se hicieron evidentes: ruinas de proyectos de construcción dilapidados, obras paralizadas indefinidamente, numerosas viviendas vacías, señales de tráfico en descomposición, el agua del grifo salada, entre otras cosas. Un buen ejemplo es el centro comercial que se planeó construir bordeando los acantilados de la playa; pero, cuando hace más de una década la parte de la pared del acantilado se derrumbó, la empresa constructora responsable tuvo que apuntalar el acantilado con cientos de vigas de acero, para que no empeorara. El resultado es todo menos bonito, pero no parecía importar demasiado.

A grandes rasgos, vecinos y conocedores del lugar cuentan la misma historia. Cuando comenzaba a llegar el turismo a Ibiza, a finales de los años 60, Cala Vadella era un lugar de ensueño, con un bar en la playa, un par de sombrillas de paja y un puñado de casas. En los años 70 se contruyó el primer club, y poco después no tardaron en llegar los otros cuatro complejos de vacaciones del lugar. Una década después, agencias de turismo alemanas hacían cola para conseguir una parte de los vibrantes clubs.

Era un concepto de negocio simple y prometía buenas recompensas. Los inversores construían un complejo y luego vendían las casas y apartamentos a clientes privados, que acordaban alquilarlos a agencias de viajes durante la temporada de verano. En los años 80 y a principios de los 90, cuando el negocio estaba en auge, una combinación de paquetes vacacionales de todo incluido y entretenimiento a todas horas llenaban miles de camas. Era el modelo a seguir.

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Playa de Cala Vadella – verano. Fotos: Kelosa | Ibiza Selected Properties. (CC BY 2.0)

Sin embargo, en algún momento este tipo de turismo que hizo florecer a Cala Vedella se quedó sin impulso. En el 2009 ya sólo quedaban dos agencias alemanas que seguían operando con este concepto y en únicamente uno de los clubs, ya que todos los demás contratos habían sido disueltos. Cuenta un vecino que en aquel entonces los alemanes controlaban casi todo el negocio de los clubs, y que en 2009 su participación se había reducido hasta en un 70%.

Se puede afirmar que han sido particularmente los negocios que operaban con el concepto de club vacacional los que han sufrido en mayor medida, por un lado, la caída general del turismo alemán que ya venía aconteciendo en Ibiza desde finales de los 90 y, por el otro, todavía más significativo, el auge de las agencias de viajes online (OTAs) que supuso un duro golpe para los turoperadores de todo el mundo, que eran quienes abastecían prácticamente en exclusiva a estos clubs de clientes.

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Playa de Cala Vadella – invierno. Photo: Kelosa | Ibiza Selected Properties. (CC BY 2.0)

El símbolo de la caída de Cala Vedella sin duda la protagonizó el antiguo Club Robinson. El lugar donde las familias una vez pasaron las mejores semanas del año en sillones reclinables junto a la piscina, en 2009 era una ruina sórdida donde parecía que gobernaba la anarquía: calles con losas de asfalto que se habían separado y sin alumbrado público, casas asumidas por ocupantes ilegales, coches abandonados despojados de sus ruedas y demás basura alojada en los jardines y patios. Es un contraste curioso cuando en este antiguo club de vistas idílicas a la famosa Es Vedrá regía tal estado de abandono apenas diez años después. Sólo hay que darse un paseo por el antiguo Club Robinson para sentir que no deja de tener sus atractivos – aunque hace unos años llegaron a ser de un tinte más bien macabro.

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Postal del Club Robinson en 1979 / Fachada sur en 2010 (Foto: Marco Torres) / Instalaciones deportivas (Foto: Kelosa – CC BY 2.0)

Todo esto parece describir una zona en depresión. Sin embargo, en los últimos tres o cuatro años están ocurriendo una gran cantidad desarrollos y proyectos en los alrededores, sobretodo, pero también en la misma Cala Vadella, que indican un claro cambio de dinámica y que lo peor es evidente que ya pasó. Incluso el Club Robinson parece que está experimentando cambios, con nuevos propietarios de tipo inversionista que probablemente trabajarán activamente en mejorar la situación del antiguo complejo, ya que las villas de los alrededores al club ya experimentan unas muy buenas cuotas de ocupación vacacional.

De hecho, por su situación el lugar siempre ha mantenido una belleza paisajística: una cala con playa de arena, rodeada de una topografía de costa escarpada y montañas de bosques verdes. Se trata también de un vecindario que nunca ha dejado de resultar acogedor; un pueblo amable con un ambiente tranquilo y de tinte hogareño, un refugio aislado incluso en el ajetreado verano de Ibiza. El ritmo es de barrio residencial, pero a la vez ofrece las actividades que muchos buscan en la isla: playa, buceo, restaurantes al lado del mar y chiringuitos en la playa. El ocio nocturno es muy limitado, pero es precisamente por esta tranquilidad que hoy en día muchos escogen Cala Vadella para vivir.

Cala Vadella – Fotos: Kelosa | Ibiza Selected Properties. (CC BY 2.0)

Actualmente los precios de los inmuebles en Cala Vadella son más económicos que la media en Ibiza. Precios atractivos que ya están atrayendo a más de un inversor y compradores privados a la zona. En muchos de estos casos la inversión se dedica a la reforma de casas, que se planean vender poco después a compradores privados, se destinan al alquiler vacacional o ambas cosas a la vez. Es un fenómeno que ha aumentado en toda Ibiza en esta última década: se transforman casas de los años 60, 70, 80 o 90 en versiones, tamaños y diseños más modernos, como serían las villas de estilo minimalista con piscinas desbordantes u otras reformas acorde al gusto de cada uno. Para estos casos se tiene en cuenta que la posición de la casa sea buena, con vistas al mar o la montaña, pero eso en Cala Vadella es relativamente fácil por su escarpada topografía y orientación al Mediterráneo. En la mayoría de los casos los terrenos tienen una posición buena o muy buena en relación a las vistas.

En lo que se refiere a los alrededores, si se sigue por la costa en dirección sur desde Cala Vadella, a menos de 2 minutos se encuentran Cala Carbó, Cala d’Hort y, presente en todo momento, el emblemático islote de Es Vedrá, parque natural y punto de interés consolidado. Posiblemente sea este el lugar más fotografiado de Ibiza por su espectacular paisaje y belleza natural.

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Cala Vadella / Cala Tarida – Fotos: © Kelosa | Ibiza Selected Properties

Al otro lado, por la carretera de la costa hacia el norte se encuentra la prestigiosa urbanización Caló d’en Real, seguido de Cala Molí y un grupo de casas en línea de costa orientadas al mar, ambos lugares residencias muy populares por sus vistas de 180º al mar y las puestas de sol. Al dejar Cala Molí, todo seguido se llega a Cala Tarida, la playa de mayor tamaño de toda la costa oeste y uno de los epicentros del turismo de calidad de la isla. En los útlimos años, Cala Tarida se ha estado desarrollando hacia el turismo de lujo, encabezado por el Grupo Insotel, que ha puesto en marcha varios hoteles y Resorts de cinco estrellas (‘Sensatori‘), mejorando considerablemente la reputación de la zona y convirtiéndola en un destino de referencia del lujo en Ibiza. Cala Tarida además cuenta con las actividades que demanda este tipo de turismo, como una gran variedad de actividades para niños y adultos, restaurantes de primer nivel a pie de playa, un beach club de referencia y, para el futuro, un proyecto de una nueva urbanización de unas 50 viviendas de lujo. En Cala Codolar, que es prácticamente el siguiente tramo de costa, se está construyendo otro Resort de villas vacacionales de lujo llamado ‘7 Pines‘ y, todo seguido, en Cala Conta se está terminando la construcción de la urbanización Calaconta (The Calaconta Collection), otro desarrollo residencial más de alto standing en la costa oeste.

Enclaves residenciales y turísticos de la costa oeste de Ibiza, como Cala Vadella, en realidad nunca perdieron su encanto, a pesar de una acelerada explotación urbanística en el pasado. A día de hoy, con reglamentos cada vez más estrictos para conseguir licencias de construcción o de ampliación, se asegura la conservación del paisaje de una zona que tiene el potencial para volver a ser un referente en Ibiza. Aunque pronosticamos que esta evolución, con características y modelos de negocio diferentes a lo que lo fueron los clubs vacacionales, ocurrirá a un ritmo más lento esta vez; siendo éste, a cambio, un modelo de crecimiento sin duda más sustancial que el anterior.

 

 

 

Referencias:

Ibiza-Blog.com. The Rise and Fall of Cala Vadella. [consulted 15/10/2016]

Andres Jaque Arquitectos. House In Never Never Land. [consulted 17/10/2016]

Jaime López-Chicheri. Turoperadores, OTA, Google y la desintermediación hotelera. [consultado 17/10/2016]

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Ibiza Finca Traditional ArchitectureLa finca ibicenca. Guia de la arquitectura tradicional de Ibiza

La finca ibicenca. Guia de la arquitectura tradicional de Ibiza

La casa rural tradicional del campesino de Ibiza, también conocida como finca ibicenca, ha sido objeto de estudio y fascinación por parte de muchos personajes importantes de variados campos a lo largo del tiempo. Lo que se encontraron estos primeros visitantes fue una arquitectura que prácticamente no había variado a lo largo de los siglos, partiendo de unos orígenes fechados en la antigüedad. Esto fue debido principalmente a que Ibiza, durante la mayoría de su historia, fue una sociedad aislada cultural y económicamente que tuvo que valerse de recursos y conocimientos locales, los únicos a su alcance. El método de construcción de esta vivienda provenía de la sabiduría popular y se transmitía de generación en generación, persiguiendo la subsistencia y la practicidad. Fue esta practicidad, junto a la sencillez, la funcionalidad de cada elemento y su integración en el paisaje, lo que inspiró de esta singular y arcaica arquitectura y atrajo las primeras visitas de estudiosos a esta ‘isla remota’ en los años 1930.

Entre los arquitectos que atrajo la casa payesa ibicenca destacan Germán Rodríguez Arias o Josep Lluís Sert, del grupo GATEPAC-GATCPAC, o el alemán Erwin Broner, de la escuela Bauhaus. También atrajo a personajes conocidos de otros campos como el dadaísta Raoul Hausmann, artista y fotógrafo, que realizó una gran cantidad de fotografías de estas construcciones, o el filósofo Walter Benjamin, escritor y crítico literario, que profundizó en su teoría estética atraído por la austeridad y belleza de las finca ibicenca. Algunos de ellos se encargaron de divulgar esta arquitectura arcaica de Ibiza en exposiciones internacionales y, aunque la Guerra Civil Española (1936-39) y la llegada del fascismo interrumpiera el proceso, años más tarde volvieron a visitar e instalarse en Ibiza más estudiosos y artistas ya de forma contínua, motivados por esta misma fascinación.

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© Kelosa | Ibiza Selected Properties

Definición y rasgos generales.

La casa rural ibicenca se define por un tipo de construcción de muros gruesos, compuesta por módulos cuadrangulares y techos horizontales sostenidos por vigas de madera. Se trata de una arquitectura sencilla y sobria, que se inicia añadiendo módulos cúbicos independientes que se articulan alrededor de un espacio rectangular transversal a la entrada, la sala principal o porxo; cada módulo tiene su propia función (salón polivalente, dormitorio, cocina o almacén) y los corrales para animales siempre se encuentran separados de este cuerpo principal. El conjunto total representa una casa totalmente funcional, muchas veces del todo ausente de elementos decorativos, que crecía en relación a las necesidades de ampliación de la familia o el trabajo de las tierras. Es además una vivienda en crecimiento contínuo, aunque en todas sus fases guarda la apariencia de un edificio acabado.

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De izq. a drcha.: 1) Can Toni Martina, en St. Carles de Peralta. 2) Can Vicent Prats, en St. Antoni de Portmany. 3+4) Evolución general de la ampliación

Como suele ser común entre las viviendas anteriores a la era industrial, ninguna finca ibicenca es igual a la otra, aunque todas tienen ciertos rasgos en común que las definen como una arquitectura propia. Estos rasgos generales de la finca original son los siguientes:

Materiales. Construida por el campesino, está esencialmente hecha de materiales encontrados en el lugar mismo: piedra seca, vigas de sabina para el tejado, arena, arcilla y plantas marinas.

Implantación. La casa está idealmente situada en un punto alto de la ladera de una colina, con rocas como cimientos naturales, sacando partido de las particularidades topográficas y de la pendiente sin desbordar sobre los terrenos favorables al cultivo.

Orientación. La entrada está casi siempre orientada hacia el sur, dejando la montaña detrás, protegida de los vientos del norte y percibiendo así de forma continua la luz del sol.

Ausencia de ornamentos. Se muestra como una vivienda ante todo austera, práctica y funcional, rodeada de campos de cultivo y totalmente adaptada a las necesidades de la época en la que se construía. Posteriormente llegarían elementos decorativos como los arcos y las balaustradas de madera con formas talladas, pero son relativamente discretos y se concentran únicamente en la fachada principal.

Protagonismo de las fachadas. El tratamiento de las fachadas revela una neta jerarquía entre la fachada principal, blanqueada, y las otras fachadas, simplemente enlucidas o de piedra expuesta. Del mismo modo, los escasos elementos decorativos que se pueden encontrar en la finca original se concentran en la fachada principal.

Los muros son anchos, de casi un metro, y se componen de piedra seca y argamasa. La mayoría de las paredes están encaladas tanto en viviendas como en iglesias, aunque a veces se presentan desnudas mostrando la piedra. Los muros que cierran el edificio pueden presentar una forma de paredes escarpadas (inclinación y mayor grueso en la parte inferior) para reforzar la estructura y cumplir con la función defensiva.

Las ventanas son pequeñas y antiguamente no tenían vidrio, más estrechas en el lado exterior que en el interior, emulando así una fortaleza. Los contínuos asaltos y saqueos de vándalos y piratas durante siglos obligaron a esta doble función de las fincas. Otra función de las ventanas era resguardar el interior del sol en verano, contribuyendo así al aislamiento de la vivienda.

Los tejados son planos y originalmente se componían de tres capas: una de madera de sabina, otra de cenizas y plantas marinas (Posidonia oceánica) y una capa de arcilla, que actuaban como aislante e impermeable. En las azoteas se asoleaban diferentes frutos del campo y sirven para recoger el agua de lluvia que se canaliza a través de una cisterna.

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© Kelosa | Ibiza Selected Properties

La finca ibicenca es una consecución de módulos cúbicos adosados y superpuestos, y se muestra como una construcción de líneas simples, horizontalidad, cerramiento, proporcionalidad y medidas humanas. La arquitectura tradicional ibicenca encuentra su expresión en la casa unifamiliar que se da en el entorno rural de la isla y, desarrollando una tipología concreta, se adapta tanto a las características del terreno como a las necesidades de sus habitantes.

La distribución original de las viviendas consiste en una puerta de entrada que da a la sala principal (el porxo), espacio público de la casa, lugar de reuniones importantes y transición entre el exterior y los ámbitos privados. A esta sala abren sus puertas las otras estancias, generalmente la cocina y dos ámbitos que originalmente servían a la vez como dormitorios y almacén. La cocina, igual o más amplia que el porxo, en los tiempos antiguos también servía para resguardarse del frío, alrededor de una hoguera encendida en el suelo, y de dormitorio ocasional durante los inviernos. El frontal de la casa se cerraba con una pared baja, en cuyo interior se guardaban protegidas del ganado multitud de plantas aromáticas y un pequeño huerto. Apartados de la casa principal estaban los corrales que albergaban los animales. Circundantes a éstos estaban los campos de cultivo, dispuestos en bancales de pared de piedra cuando había que aprovechar las abundantes pendientes que tiene la isla. En los alrededores de algunas fincas además se pueden encontrar otros elementos arquitectónicos, como la cochera, molinos de aceite, establos, hornos de cal, la era o el depósito de carbón.

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© Kelosa | Ibiza Selected Properties

En los interiores originales de la finca ibicenca, de los que hoy sólo quedan los recuerdos y algunas fotografías, se encuentra la misma funcionalidad estricta y la austeridad que viene marcada por el exterior del edificio. La mayoría de las estancias no tienen una función definida, como la sala grande (porxo) o la cocina, que tienen múltiples usos. El escaso mobiliario y la ausencia de elementos decorativos en todas las estancias expresa una singular sencillez, un sentido puramente utilitario y hace que el habitáculo en sí adquiera un mayor protagonismo. La mayor entrada de luz se encuentra en el porxo, pero éste no suele tener más abertura que la puerta de entrada y las pequeñas ventanas, presentando un tipo de penumbra característica de los templos.

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© Kelosa | Ibiza Selected Properties

Los interiores, sobretodo, pero también gran parte del exterior de la finca ibicenca, muestran un claro parentesco con las casas árabes del medio rural, a diferencia de las viviendas de Mallorca y Menorca, que se asemejan a las masías catalanas o las casas castellanas. En casas rurales de Túnez o Argelia encontramos rasgos muy similares a la finca ibicenca, como la misma economía de medios, la adecuación al entorno, la horizontalidad y una composición de módulos de las estancias. Este método de construcción también se encuentra desde el Himalaya hasta el sur del Atlas, pasando por el Yemen, y se inscribe en una larga tradición que se remonta a la era neolítica del Oriente Medio. Varios estudios indican que se desarrolla en Fenicia y Babilonia, para extenderse por la costa meridional de la cuenca mediterránea.

© Kelosa | Ibiza Selected Properties

Islas en la isla.

Desde los tiempos antiguos, los pobladores de Ibiza rompen con los dos tipos de asentamientos típicos de cualquier otro enclave mediterráneo: las comunidades que priorizaban las condiciones defensivas, al concentrarse en penínsulas o colinas, y las que primaban el comercio, situándose en poblaciones cerca del mar. En cambio, en Ibiza las casas rurales tienen un asentamiento dispersado por todo el territorio de la isla y su distribución dependía de las propiedades agrícolas (suelo cultivable, fértil), siendo las distancias entre ellas irrelevantes. Este fenómeno las convertía en una especie de islas en la isla.

La consecuencia de este insólito aislamiento fue que estas casas tuvieran que ser autosuficientes desde el primer momento y, a su vez, tener elementos que ofrecieran defensa y refugio, como los gruesos muros o las torres prediales. Incluso las iglesias, que fueron concebidas como fortalezas y refugios, invitando a una agrupación de casas a su alrededor, no consiguieron materializar en verdaderos poblados hasta los tiempos recientes y únicamente de forma pacial, como demuestra la dispersión de las viviendas rurales que hasta nuestros días raramente se encuentran agrupadas.

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© Kelosa | Ibiza Selected Properties

La dispersión del hábitat en Ibiza es una constante desde la colonización púnica. Establecer las casas sobre las tierras que cultivaban era el modo más rentable, ya que los suelos considerados cultivables estaban excesivamente separados. Incluso la conquista catalana (1235) no significó apenas cambio alguno en el hábitat o el método de cultivo con respecto al modo que imperaba durante siglos con la ocupación árabe.

Factores como el aislamiento de las casas de los campesinos, la baja rentabilidad de sus explotaciones o los frecuentes ataques piratas, hizo que procuraran no depender de productos y manufacturas que no fueran básicos, lo que les llevó a una situación próxima a la autarquía. En consecuencia, las viviendas y los utensilios necesarios se realizaban con los materiales al alcance, lo que explica la ausencia de materiales de construcción como los ladrillos o las tejas. Esta dependencia del medio y la autarquía de la unidad de producción del campesino también son circunstancias que explican el arcaísmo de la arquitectura ibicenca y que apenas hubiera variado durante los siglos.

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© Kelosa | Ibiza Selected Properties

De estas circunstancias desfavorables y una economía del campesino cercana a la subsistencia durante la mayor parte de su historia, surgen adaptaciones que tuvieron que asumir estas construcciones y sorprenden hoy en día al considerarse un modelo de arquitectura sostenible y bioclimática. De este modo, un clima de veranos calurosos, lluvias escasas e inviernos húmedos y un paisaje montañoso de escasas tierras para el cultivo, nos presenta las siguientes adaptaciones:

1. Aprovechamientos medioambientales y sostenibilidad

Como antes mencionado, aprovechando las rocas del terreno como cimientos naturales, la finca está construida utilizando los materiales encontrados en el lugar mismo, sin procesos de fabricación más que la mezcla de argamasa y los hornos de cal. Además, está idealmente situada en la pendiente de una colina, dejando la montaña detrás, en una superficie alta y con una ligera inclinación; lo cual sirve para evitar humedades y la lluvia torrencial, al mismo tiempo de estar protegida de los vientos del norte. Además, las azoteas planas sirven para recoger el agua de lluvia que se canaliza a través de una cisterna para su posterior consumo.

2. Bioclimática

Los muros gruesos y las ventanas pequeñas sirven para aislar la temperatura del exterior, para que el interior mantenga una temperatura fresca durante el verano y el calor en el invierno, adaptándose la casa a la climatología de cada ciclo. La ausencia de acristalamiento en las fincas originales garantizaba la ventilación necesaria para la transpiración de muros y tejados. Las fachadas orientadas al sur captan en su totalidad los rayos del sol en invierno y una mayor sombra en verano, al mismo tiempo que evita los vientos invernales del norte y permite la entrada de los vientos frescos del verano. Incluso el color blanco de las paredes tenía su función, al reflejar la luz del sol y evitar el recalentamiento del edificio en verano.

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© Kelosa | Ibiza Selected Properties

Como no podía ser de otro modo, los más interesados en estudiar la casa rural ibicenca eran los arquitectos de vanguardia. En los años 30 era un momento de búsqueda de nuevas respuestas fuera del clasicismo, hacia nuevas formas: el racionalismo, la Bauhaus y sus herederos, Broner, Le Corbusier, el Grupo de Arquitectos y Técnicos Catalanes para el Progreso de la Arquitectura Contemporánea (GATCPAC), se encontraron en Ibiza con una arquitectura fuertemente moldeada por el clima, por los materiales al alcance y prácticamente carente de las influencias de los estilos artísticos o arquitectónicos de cada momento, fruto del contacto directo entre el ser humano y el medio en el cual desarrollaba su actividad. De hecho, la simplicidad cúbica de esta casa arcaica fue de algún modo la confirmación para esos vanguardistas de que lo por ellos promovido estaba en el buen camino, ya que venía refrendado por siglos de tradición anónima, desarrollada en una pequeña isla cuna de las culturas.

Los arquitectos de los años 30 describieron y acogieron muchos elementos de la casa tradicional, sin embargo no tuvieron demasiado interés en ampliar su estudio hacia temas más profundos como los orígenes históricos de esta arquitectura. En lo que se refiere a la investigación, no llegaría a profundizarse hasta dos o tres décadas después y cabe mencionar en especial dos nombres propios que prácticamente dedicaron sus vidas al estudio a esta arquitectura arcaica: el canadiense Rolph Blakstad, que es el responsable del primer estudio histórico-tipológico de la casa ibicenca, desarrollando una importante tesis sobre sus orígenes, y posteriormente funda un nuevo estilo arquitectónico, moderno pero fuertemente influenciado por la finca original; y el arquitecto belga Philippe Rotthier, que, aparte de su extensa investigación sobre estas construcciones, llevó a cabo numerosas rehabilitaciones y diseñó obras nuevas rigurosamente fieles a las antiguas fincas originales.

ibiza finca balafia sunset tower(CC) Ibiza_Balàfia 004, by Nicolas G. Mertens. Creative Commons License: CC BY-SA 4.0 (Changes made. Link to original)

Estudios comparativos como los de Blakstad y Rotthier, divulgados en libros y artículos, vieron en los antiguos territorios fenicios y sus áreas de influencias de Oriente Próximo, Mesopotamia y Egipto, a las culturas que importaron el modo de construcción a Ibiza, fechando su origen en el Neolítico. También consideraban la casa rural ibicenca como el legado más fiel que existe en el presente de las antiguas viviendas y palacios púnicos.

A través de una comparación de planos y dibujos de estas publicaciones puede verse la sorprendente serie de coincidencias constructivas que hay entre las arquitecturas milenarias de Fenicia, Mesopotamia y Egipto y la sencilla casa rural de Ibiza. Esta teoría es según la mayoría la más convincente, pero también tiene sus detractores dentro de la comunidad de investigadores. De hecho, este es un asunto que merece un artículo por sí solo.

© Kelosa | Ibiza Selected Properties

Hoy en día las nuevas fincas, para adaptarlas a las exigencias modernas, se construyen usando otros materiales y tienen considerables diferencias de forma y composición con respecto a las fincas originales. Se puede observar una ampliación de prácticamente todos los espacios y estancias, la creación de una mayor entrada de luz y altura de los techos, la unión y apertura de estancias, así como una mayor frecuencia de elementos decorativos como los muros inclinados, las pérgolas o los pabellones, entre otros. Estas son las más comunes adiciones que surgen de las nuevas tendencias y de las nuevas posibilidades que ofrecen los avances tecnológicos; sin embargo, en su esencia guarda gran similitud con las fincas antiguas, como la geometría básica de sus formas, el predominante color blanco o los gruesos muros. Las similitudes fundamentales que comparte con el minimalismo también explican la tendencia de estos dos estilos a combinarse.

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© Kelosa | Ibiza Selected Properties

La escasez de formas y elementos decorativos que muestran las fincas antiguas es un fenómeno que estaba condicionado por la precariedad y la necesaria practicidad, revelando que estas viviendas no estaban hechas para ser vistas, sino para ser vividas. Es curioso que sea precisamente éste el aspecto que la hace hoy en día tan popular, pero principalmente por la propiedad visual de ese diseño y menos por la practicidad por la que fue concebida, aunque en muchos casos la siga manteniendo.

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© Kelosa | Ibiza Selected Properties

No obstante, hasta hacía muy poco la casa rural ibicenca parecía estar desligada del proceso de transformación de la historia y era considerada un verdadero arquetipo de la arquitecura popular. Posiblemente constituya el último ejemplo de una sabiduría milenaria y de una forma de vida arcaica. Las construcciones tradicionales ibicencas se construían sin planos ni especialización, pero, integrado en una misma cultura de grupo, guardan la memoria, la técnica y la identidad de una comunidad.

ibiza finca can frare verd(CC) CanFrareVerd-Ibiza, by JanManu. Creative Commons License: CC BY-SA 3.0 (Changes made. Link to original)

 

 

 

 

 

 

 

 

Referencias:

Rotthier, P. and Gobert, P. (2003). Treinta años en Ibiza, 1973-2003. [Sant Josep]: TEHP.

White, C. and Blakstad, S. (2012). Ibiza blakstad houses. Barcelona, Spain: Loft.

Ferrer Abarzuza, A. (1974). La casa campesina de Ibiza. Madrid: Narria. [consultado 10 de abril 2016]

Vilssa.com (2013). La casa ibicenca. Un ejemplo de arquitectura sostenible. [consultado 18 de abril 2016]

Mestre, B. y Torres, E. (1971). Guía de Arquitectura de Ibiza y Formentera, islas Pitiusas. Cuadernos de Arquitectura y Urbanismo. [consultado 20 de abril 2016]

González, M. (2015). El interior de la casa payesa. [online] Diariodeibiza.es. [consultado 5 mayo 2016]

Illesbalears.es (2009). Ibiza: edificios singulares. Institut Balear de Turisme. [consultado 5 mayo 2016]

Sharq, B. (2012). Las Casas Payesas, un camino a seguir. BK Rentacar. [consultado 10 de mayo 2016]

Kam, M. (2014). Edificación. Tipos de paredes y muros. Slideshare.net. [consultado 10 de mayo 2016]

Naya, C. (2016). Innistre. 1st ed. [ebook] Barcelona, pp.4-15. [consultado 12 mayo 2016]

 

 

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